El Puente del Kursaal (o puente de Zurriola) es uno de los puntos más reconocibles y fotografiados de San Sebastián. Construido en 1921, cruza el río Urumea uniendo el centro de la ciudad con el barrio de Gros, justo frente al moderno Palacio de Congresos Kursaal, obra del arquitecto Rafael Moneo. Su diseño ecléctico combina elegancia y singularidad, siendo sus llamativas farolas blancas coronadas con esferas verdes un auténtico símbolo urbano.
Además de su función como vía de comunicación, el puente es un lugar privilegiado para disfrutar de las vistas: hacia un lado, el mar Cantábrico y la animada playa de la Zurriola; hacia el otro, el perfil clásico del casco urbano y los edificios señoriales que bordean el Urumea. Durante los días de temporal, las olas golpean con fuerza la estructura, creando escenas espectaculares que atraen tanto a locales como a turistas y fotógrafos.
Pasear por el Puente del Kursaal es sentir la brisa salada, escuchar el rugido del mar y dejarse envolver por la atmósfera única de esta ciudad costera. Más que un simple paso sobre el río, es un lugar de encuentro entre la tradición, la modernidad y la naturaleza.
